La mayor parte de los hombres no tienen ni p… idea de cómo tratar a una mujer, es como algo que les quemara en las manos. Inician un acercamiento de la manera más zafia, desagradable y grosera, cuando no con medias palabras que no dicen absolutamente nada. Les ves inseguros, distraídos, nerviosos, poco atentos y llegas a la conclusión que están más perdidos que una cucaracha en un baile de gallinas.
Con lo que todavía nos gusta a nosotras, (por lo menos a algunas) ese ritual de aproximación, con su poquito de halago correspondiente, su retórica y alguna que otra tontería añadida y sin embargo, por muy cierto que sea eso…
 
!Que peligro tienen los que si saben hacerlo!!
 
Los que saben perfectamente como enamorar, que decir en su justo momento, un halago a tiempo, como aguantarte una mirada, como desarmarte y hacer tambalear tu -hasta entonces- innegable seguridad en ti misma. Esos seductores natos que utilizan sus armas y artimañas tan aprendidas y practicadas, para llevarte a su terreno…
Que si el susurro en el oído, que si la cadencia en las palabras, que si las velitas y el incienso en la primera cita, que si la música suave que envuelve el ambiente…
 
! Pues no saben naa!!
 
Y es que es casi imposible distinguir cuando eres una más o en realidad eres especial para ellos... a menudo te arriesgas…y a menudo, pierdes.
A este tipo de hombre les da igual todo, están tan acostumbrados a desplegar sus encantos en pro de una nueva conquista que la hembra que se les pone delante, sea quien sea, ya es buena presa. No sopesan jamás los estragos que pueden llegar a causar y es que un hombre seguro de si mismo y de su atractivo, es muchísimo peor que la peor de las mujeres. 
 

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